jueves, 11 de octubre de 2007

miércoles, 10 de octubre de 2007

LÍTICA DE LOS PASTOS

Los pastos fueron de los mas destacados por la decoración con pintura positiva rojo sobre crema, decorados geométricos, antropomorfos y zoomorfos. Son frecuentes los cuencos, las copas de base anular, ollas lenticulares, vasijas sin cuello, ocarinas y ánforas.

La presencia de estos complejos cerámicos en territorio quillacinga plantea varios interrogantes. Se piensa son las relaciones comerciales y culturales las que explican este fenómeno. No olvidemos que existen algunas semejanzas en el diseño y las técnicas de manufactura que van más allá del área quillacinga.

Orfebrería
La orfebrería quillacinga tiene rasgos similares a la orfebrería de los pastos. Las técnicas utilizadas no cambiaron sustancialmente: cera perdida, repujado y martillado. Las formas más comunes son los colgantes de orejera, narigueras, brazaletes y alambres a los cuales se les daba formas diversas.

LÍTICA DE LOS QUILLACINGAS

Entre los quillacingas el trabajo en piedra tuvo gran importancia según se deduce de la amplia difusión del arte rupestre y de la fabricación de monolitos. Estos se encuentran distribuidos regularmente en todo el territorio y de manera especial en los municipios de Pasto, Buesaco.

Las tallas en general son relativamente pequeñas. En el caso de Tajumbina el promedio fue de 41. cm. de alto por 22 de ancho. Muy pocas excedían los 50 cm exceptuando una que pasaba de un metro (1.08 m), solamente dos llegaban a 72 cm. De éstas una es bastante rústica, con un diseño elemental de la cara y los brazos; la otra, por el contrario, se distingue por su factura ya que en ella aparecen en forma definida la cara, los hombros y el sexo masculino. Por lo general los monolitos carecen de hombros, la cabeza se une directamente al tronco (ZUÑIGA y NAVAS, 1989: 52).”
Alfarería

La cerámica alcanzó un notable desarrollo técnico a pesar de que no conocieron el torno. Fabricaron cerámica utilitaria para las necesidades diarias y para sus rituales. La primera es burda en su técnica de fabricación y en su acabado. Las formas predominantes son las ollas de boca ancha o estrecha, cuencos, copas y cazuelas. La segunda se distingue por su fina textura, su brillo, la representación de figuras zoomorfas, antropomorfas, diseños geométricos y la utilización de colores negro, crema y rojo.

La cerámica capulí se caracteriza por la decoración con pintura negativa negro sobre rojo. Las formas principales son copas con base de pedestal o “cargadores” y vasijas antropomorfas.
La cerámica piartal se distingue por la utilización de pintura positiva y negativa de tres colores básicos: rojo, negro y crema, las formas comunes son los cuencos, copas de base anular, botijuelas y botellones.

ECONOMÍA INDIGENA MAS EFICIENTE

Los pastos y los quillacingas cumplen tres aspectos esenciales que merecen destacarse desde el punto de vista económico: el desarrollo agrícola, la división social del trabajo y el comercio.

Eran agricultores avanzados. Dada la técnica empleada y los distintos pisos térmicos que ocuparon, la producción fue abundante y variada. Cultivaron con gran éxito maíz, papas, fríjol, yuca, camote, arracacha, oca, zapallo, maní, algodón, piña, aguacate, etc. y plantas medicinales.

La fácil adaptación de los productos agrícolas europeos como cebada, trigo y hortalizas obedeció no sólo a la calidad de los suelos sino a dos circunstancias favorables: el conocimiento que sobre la materia tenían los nativos y la adecuación previa de los terrenos que habían sido utilizados en cultivos propios de la tierra antes de la llegada del conquistador español.

En la época precolombina la producción agrícola fue importante por la diversidad de cultivos y por su volumen, de otra manera hubiese sido imposible sustentar una población numerosa, como fue la quillacinga. Su dieta alimenticia la complementaban con la caza de venados, conejos, perdices, palomas, tórtolas, faisanes y pavas. Gracias al desarrollo de la agricultura fue posible la aparición de especialistas al menos en tres oficios básicos: lítica, alfarería y orfebrería. Es un hecho significativo que hubiesen alcanzado esta etapa pues, como se sabe, la división social del trabajo constituye un hito a partir del cual se aceleran los procesos de cambio en todos los niveles: tecnológico, social y cultural.

CREENCIAS DE LOS PASTOS Y QUILLACINGAS

El área de asentamiento, los pastos y quillacingas se caracterizan por la amplia difusión petroglifos y pictógrafos que demuestran su alto grado de espiritualidad. Aunque no se han encontrado verdaderos templos para rituales de tipo religioso, los quillacingas habían desarrollado un sistema de creencias fincadas en otro mundo al que se llega después de la muerte. Las tumbas en las cuales enterraban a sus muertos variaban en profundidad estructura y riqueza del ajuar, según la categoría del difunto. La profundidad iba de uno a ocho metros. En el cementerio encontrado en Maridiaz se excavaron 104 tumbas con un promedio que oscilaba entre 4 y 6 metros. La forma general es de pozo directo o con una o varias cámaras laterales en donde se colocaban los despojos mortales y las ofrendas. Estas consistían en cerámica, orfebrería, cuentas de collar fabricadas en distintos materiales, conchas y caracoles de mar, alimentos, etc.

El sol y la luna debieron jugar un papel importante en su cosmología, lo mismo que algunos animales considerados sagrados por tenerse como antecesores del grupo. Entre ellos pueden mencionarse el mono, el venado, la rana y la lagartija cuyas figuras aparecen representadas con frecuencia en el arte rupestre, la orfebrería y la alfarería.

VESTIDO Y VIVIENDA DE LOS PASTOS Y LOS QUILLACINGAS

Los hombres utilizaban maures para cubrir el sexo y manta de algodón ancha y abierta a los lados. Las mujeres usaban una manta pequeña y, sobre ella, otra para cubrir la espalda y el pecho. Cultivaron en abundancia cabuya con la cual, posiblemente, no sólo desarrollaron cordelería sino también tejidos que pudieron tener usos múltiples, entre ellos la confección de prendas de vestir.
No se han encontrado grandes ni sólidas construcciones que sirvieran de albergue, defensa o rituales. Vivieron en bohíos de bareheque que dada su fragilidad, la arqueología no ha podido reconstruir con exactitud. Las unidades habitacionales estaban dispersas.

LA AGRICULTURA DE LOS QUILLACINGAS

Los quillacingas practicaron la agricultura en forma organizada, ya que pudieron sostener una población muy numerosa, también son reconocidos por los trabajos en cerámica, piedra, alfarería, orfebrería y manufacturas. Por lo tanto se catalogan como Agro-Alfareros.

La densidad de la población está íntimamente relacionada con el adelanto tecnológico y económico. En este caso, el desarrollo agrícola y la división social del trabajo les permitió sustentar un elevado índice demográfico, si se tiene en cuenta que los tributarios contabilizados eran tan sólo los indios jefes de familia y se excluían caciques, ancianos mayores de sesenta años, mujeres y niños menores de catorce. La estructura social corresponde a las formas económicas dominantes. No existía propiedad privada sobre los medios de producción; en consecuencia no había clases sociales muy demarcadas. Sin embargo, la generación de un plusproducto logrado por la eficiencia de la agricultura, determinaba una creciente diferenciación social. Esta se advierte en las crónicas de los conquistadores y en la información arqueológica.

Tanto en la cerámica como en la lítica se observan personajes con tocados y cráneos deformados intencionalmente con fines de distinción. La calidad de las tumbas y de las ofrendas funerarias variaba de acuerdo a la importancia del personaje, lo que demuestra la existencia de jerarquías y rangos escalonados en la sociedad. El cacicazgo o señorío, como también suele denominarse, constituía una vía intermedia entre la tribu y la sociedad estatal. Ya que no se encontró un núcleo establecido de población con obras arquitectónicas importantes como depósitos, templos, mercados, etc., no se conocen con precisión las formas de acceder al poder, ya sea por orden personal o herencia, lo nos induce a suponer que la forma de cacicazgo aquí imperante estaba en proceso de formación y consolidación. Es probable que cada poblado estuviese dirigido por un cacique, con prerrogativas especiales y que un grupo minoritario compuesto por shamanes o jefes religiosos y guerreros distinguidos compartiesen con él algunos privilegios. No se ha determinado la existencia de un poblado que ejerza liderazgo político y económico sobre los demás, ni que hubiese una federación de tribus.

CULTURA Quillacingas

Fueron los primeros pobladores del valle de Atriz y habitaban la zona a la llegada de los españoles en 1535. Existen diversas teorías sobre su origen y antigüedad.

Territorio
En la región central del actual departamento de Nariño, en la época precolombina, moraban los quiliacingas que, junto con los pastos, ubicados al sur, constituían las culturas más avanzadas de la zona andina Nariñense. Un buen número de investigadores acepta la hipótesis que la lengua Kamsá, que se habla todavía en el valle de Sibundoy, sería posiblemente, una supervivencia del antiguo idioma de los quillacingas. También hay quienes consideran a los sibundoy como entidad independiente de los quillacingas

La localización de los quillacingas puede definirse de la siguiente manera: su epicentro fue el valle de Atriz, en el sitio que hoy se levanta la ciudad de Pasto y su constelación de pequeños pueblos que rodean el Valle. Su límite por el sur llegaba hasta la confluencia del río Bobo y el Guaitara; por el Norte, hasta los pueblos de San Pablo y La Cruz (Mamendoy); por el Oriente hasta la cordillera de Portachuelo y por el Occidente hasta el río Guaitara (Mapa No. 1).

CULTURA DE LOS PASTOS

La cultura de los pastos se ubicó en la zona andina del departamento de Nariño, en la parte del altiplano de Ipiales y su territorio llegaba hasta de la provincia de Imbabura y Carchi en el Ecuador. Esta región esta a 3.000 m de altura, rodeada de páramos y caracterizada por una topografía ondulada, con profundos cañones, es una zona de intenso vulcanismo y por ello sus suelos son muy ricos. La técnica del C-14 ubica temporalmente este asentamiento de grupos agrícolas aldeanos entre los siglos VIII y XVI d.C. Gracias al hallazgo de caracoles marinos y cuentas de conchas en los altiplanos andinos se puede afirmar que estos pueblos tenían intercambios esporádicos con grupos costeños.

Cultura material
La cerámica alcanzó un notable desarrollo técnico: fabricaron cerámica utilitaria para las necesidades diarias (cuencos, copas, cazuelas y ollas) y para los rituales de ofrendas (figuras zoomorfas, antropomorfas, diseños geométricos en gamas de colores).
En la orfebrería utilizaron técnicas como cera perdida, repujado y martillado. Los objetos más comunes son orejeras, narigueras, brazaletes y alambres de oro en diversas formas.
Existen obras pictóricas o piedras pintadas, verdaderos murales precolombinos, que forma un centro ceremonial de gran interés para conocer el pensamiento mágico-religioso del mundo precolombino